Millau, el puente más alto del mundo.
Discurre a 245 metros del suelo, pesa 400.000 toneladas, resiste vientos de 210 kilómetros por hora y ha costado casi 300 millones de euros. La construcción del viaducto de Millau, en el sudeste de Francia, es una colosal obra de ingeniería que incluso supera en altura a la célebre Torre Eiffel. Desafiando las leyes de la física, salvando la dificultad orográfica del valle del río Tarn, el puente prolonga en 2.460 metros la autopista A-75 para descongestionar el tráfico y acortar en más de 100 kilómetros la ruta que conecta París con el Mediterráneo. Hasta siete países europeos, entre ellos España, han participado en su construcción mientras que el diseño ha sido obra del arquitecto británico Sir Norman Foster.
En el sudeste de Francia, entre
la Meseta de Caliza Roja y la de Larzac y cruzando
por encima del impresionante y sobrecogedor valle
del río Tarn, discurre el que, en la actualidad,
es el puente más alto del mundo. Construido
por un equipo de 500 personas en menos de tres años,
pretende acabar con los problemas de tráfico
que sufre la localidad de Millau, ciudad que da
nombre a esta colosal obra de ingeniería.
Su construcción ha corrido a cargo de diferentes
sociedades filiales del grupo empresarial francés
Eiffage, encargado de la realización del
tablero o plataforma sobre la que discurrirá
la carretera, mientras que los 154 puntales de acero
son obra de la empresa Eiffel, y la cimentación
y la erección de los pilares llevan la firma
de Eiffage TP.
Pero al igual que el Concorde o el Eurotúnel
que cruza el Canal de la Mancha, el viaducto es
fruto de la cooperación franco-británica.
El arquitecto inglés Sir Norman Foster ha
dejado su impronta en el diseño. “Creo
que es heroico. Realmente extraordinario”,
señalaba un exultante Foster a la cadena
BBC, emocionado con el resultado de Millau.
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